la rosa, las espinas y el charco

Rosa negra, rosa blanca,

sangras en un charco…

Por favor, sigue goteando,

el rojo está,

y con él el milagro.

Mis labios se humedecen,

(te siento cerca)

recobran su color,

(te espero)

humeante en mi jaula de cristal

sigo aún dormida.

Rubedo, albedo, nigredo.

Mi alquimia contada del revés:

y desatando los hilos

de las palabras que lo explican,

limpiando las alambradas

de consejos enraizados,

voy empezando a respirar,

a vibrar,

a limpiar el negro que mata,

con el que tuvo que lidiar la niña rosa

de ojos grandes y orejas chicas   .  .    .

en la promesa    de un beso ,

con la promesa    de un beso .

[           En el absolutismo de un cuento sentido desde dentro,      reviví          ]

.

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.

.

.

.

.

«La belleza cuesta,

el amor duele,

la vida cansa»         x  ∞  bis

.

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.

(Cuánto daño pueden hacer los conceptos de algunas palabras puestas en orden y repetidas muchas veces)

13 comentarios en “la rosa, las espinas y el charco

  1. Cuántas espinas se adivinan, yo creo que muchas veces las palabras no hacen daño por su orden o repetición, que sí, en ocasiones sí, pero quizá sea que lo que se lea no se corresponda con lo que se escribió.

    Sobre la entrada… pues no sé, una mezcla de sentimientos, pasión y dolor, cosa que vamos, me preocupa, porque no sé si se refiere a vivencias propias, es lo que decía antes, lo que leo, lo que escribes, espero que no, que sea algo de recuerdos pasados y que ahora estés como…. como una rosa, que ella no se hace daño con sus espinas.

    La imagen cierto, bonita, voy a ver si me acuerdo de dónde iba yo.

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    1. Tengo que admitir que este poema y el dibujo los hice ya hace unos cuantos años, pero es que el dibujo me gusta mucho, el poema me salió solo y andaba con prisas por subir algo después de un fin de semana fuera de casa y con la cabeza en prusia (el dibujo ya lo tenía subido en mi biblioteca virtual hace meses, así que de todas formas tenía que darle alguna salida).
      Son vivencias propias hasta cierto punto… el cuento de la bella durmiente siempre me ha impactado porque hay algo en eso de despertar de un sueño largo que me toca, que vibra parecido a la historia de mi vida, aunque sea duro decirlo. Es doloroso, pero nadie dijo que la vida fuese fácil, y sentir la pasión es el primer paso para despertar.
      Pero es cierto que cada vez me dejo pinchar menos por las espinas de mi historia, he lamido muchas veces con bailes, lágrimas, colores y versos mis cicatrices (que tengo bastantes, algunas físicas, otras emocionales) hermanándome con ellas, y aunque esto sea una tarea hasta el mismito día de la visita de la parca, estoy cada vez más sana y alguito menos densa. No sé si tanto como una rosa, pero quizá empiece a oler suavemente a una, que es el primer paso. Te vale mi contestación, Sir Dessjuest?

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      1. Claro, si yo solo quiero verte feliz, me daba miedo la idea de que estuvieras sufriendo, me caes muy bien y te deseo lomejor en la vida, sin más.

        Me alegro de haber malinterpretado la historia 😀

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      2. Gracias Dess, aunque sufrir tampoco es malo, a veces pasa, y se pasa. Ahora, también aviso que yo uso estos medios escritos o de dibujos, para exorcisarme, o como se diga, de arañas, chapapotes energéticos y materiales pringosos e indefinibles que quiero que estén fuera mejor que dentro.
        Me alegro que te caiga bien y me desees cositas buenas en la vida, es mutuo pues! 🙂

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  2. Rubedo, albedo, nigredo… rojo, blanco, negro… tu alquimía contada al revés

    bendita sea la marmita en la cual caíste de pequeña 😉 pues de una reminiscencia de aquella pócima nos alimentamos los que te seguimos

    (me alegro de que sea un poema antiguo… me alegro de tu pasión, de tu despertar)

    un fuerte abrazo

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    1. La marmita tiene sus ventajas, claro, aunque a veces me hace meter patas estrepitosamente porque hablo desde la intuición de mi experiencia, más que del conocimiento/estudio… pero ni me importa ser ídolo de barro, ni en realidad importa mucho errar, es más importante sentir e intentar ayudar con mis intuiciones vivas que siempre tienen su por qué, incluso las erradas.
      Muchas gracias, Xavier, siempre dejas tus soplos frescos por mi blog y da gusto recibir tantos ánimos.

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  3. Qué curioso encontrar estas palabras tuyas… y creo recordar que no es la primera vez que algo de orden similar se cruza en nuestros salones.

    A veces, las palabras, de tanto repetirlas pierden su verdadero sentido, se opaca, casi desaparece. Como con esas convicciones que descansan relajadas dentro de nosotros, sin análisis, sin crítica sincera, porque un día decidimos que así fuese.

    Las convicciones, mi niña, enraizándose en la vida. Siempre hay que limpiar los jardines de raíces para que aire circule por la tierra.

    Veo con alegría que has recuperado el aire que yo te robé, aunque fuese por un sólo instante. Igual ahora andas respirosa…

    Un beso

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    1. Es verdad que el uso repetido desgasta el significado, pero el peso es difícil de quitar. A veces hay que hacer limpieza profunda de convicciones enraizadas, pero no siempre se tiene el valor de poner la casa patas arriba y quedarse con un poco más de espacio. Pero es necesario si queremos que algo nuevo y fresco (esperemos que más sano también) ocupe su lugar.
      Pregunto, así porque me surge la duda; ¿cuándo me robaste aire? no he sentido que me hayas robado nada, la verdad, aunque lleve un día pensando en ello…
      Otro beso

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      1. «…pero me ha dejado suspirosa…» Palabras tuyas a unas instantáneas de silencio.

        Suspirosa: que respira con dificultad… como si faltase aire…

        El problema de esas limpiezas es que a veces no sabemos qué debemos limpiar.

        Buenos días y feliz fin de semana.

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