de mi reloj y el tiempo

El otro día se paró mi reloj de muñeca. Fue mientras dormía, a una hora imprecisa, porque anduvo algunas horas más, al tocar su manecilla yo aún medio dormida sin entender qué pasaba, y se quedó luego anclado en las diez y veinte pasadas.

La hora feliz en la que ponen todos los relojes de los catálogos (esa obsesión también quizá por lo capicúa,  las 10:10) pero un poco retardada.

Me dio que pensar …

… que no es tan raro en mí, suelo llegar tarde a todos lados, y una sonrisa de excusas suele estar algo torcida tras las prisas. Nunca tuve una sonrisa profident de todas formas, tampoco espero que mi reloj hiberne con una de ellas.

… que tiendo a necesitar con urgencia y muchas veces ver la hora que es, aunque luego no sepa calcularla al estar haciendo cosas para ir y llegar holgada.

… que no entiendo bien qué es el tiempo, pero sé que corre, a veces corro yo detrás, y a veces le doy la espalda, me abstraigo o sueño en el no-tiempo.

… que necesito que me conceda últimos minutos, para disfrutar de ciertos placeres pequeños, pero no se suele dejar atrapar fácil entre mis dedos.

… que tras años de no haber usado un reloj de pulsera me tuve que hacer uno para organizarme a los horarios nórdicos de mi niña, cuya biología le sabe decir con claridad lo que toca pero no siempre viene al instante (porque, «uff, ¡espera mi amor que estoy en ello!»).

… que si compras un reloj no estas comprando tiempo.

… que a veces el tiempo te da un beso por adelantado, sin pedirte nada a cambio, sólo que lo aproveches. Y otras te roba unos segundos claves impidiendo que llegues regalar tus besos.

y que de mi reloj (además de la red del tiempo que marca en su círculo completo)    

salen los encuentros y desencuentros           de personajes que son y no son yo,           

que mis pies siguen buscando      su sitio en este mundo,

y mi garganta    su voz        (su luz)          mi voz.

9 comentarios en “de mi reloj y el tiempo

    1. muchos, tiene muchos aspectos… dicen que lo mide, dicen que estamos inmersos y es una ilusión (estoy segura, ¿acaso no hay segundos mucho más intensos que otros y sin embargo si medidos son lo mismo?). Pero tengo que admitir que para mi día a día es un instrumento práctico.
      Gracias por tu comentario!

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      1. tienes razón, el tiempo es demasiado relativo… 🙂
        «Cuando un hombre se sienta con una chica bonita durante una hora, parece que fuese un minuto. Pero déjalo que se siente en una estufa caliente durante un minuto y le parecerá más de una hora. Eso es relatividad»

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  1. «Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.» (Julio Cortazar)

    Cuando tienes un reloj… aunque a veces, algunas veces, sea útil

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    1. Hay que ver, Cortázar, qué agudo e incisivo con su descripción de «la persona para el reloj regalado». Algunas cosas de las que dice son también ciertas para otras, como un coche, o unas gafas de marca pucci, o unos zapatos de tacón marca malolo (que encima son muuy incómodos para andar)… pero es cierto que el reloj, por marcar el tiempo e ir atado a tu acción ejecutora (tu mano), tiene algo especial. Eso sí, ya no tenemos que darle cuerda, o ir a algún sitio específico a comprobar la hora real con la emisora de radio o en las joyerías (monopolizando el tiempo en aquella época? qué curioso!).
      Gracias por haberte tomado la molestia de copiar y compartir el texto, un beso desde el aire!

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  2. Justo eso, el reloj define al tiempo, un algo más de las sensaciones que habitan nuestros sueños, incontrolable, ajeno… pocas veces creemos que entiende… pocas veces entiende.

    Gracias: beneficio, concesión gratuita… no cabe, yo tomo aire de tus salones.

    un beso

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